Chilertage

Por Luis Ureta

Licenciado en Artes, mención Actuación, Universidad de Chile; Director Teatral y Director Artístico Compañía de Teatro La Puerta; 1990-2008, Profesor de Actuación en Escuela de Teatro de la UC, Finis Terrae y Mayor. Director Artístico de la Muestra de Dramaturgia Nacional 2006-2008.

El estreno de Calias, tentativas sobre la belleza en la ciudad de Mannheim, con motivo de las xIV Jornadas del Schillertage ha constituido, sin lugar a dudas, una significativa y enriquecedora experiencia en el derrotero profesional de la Compañía de Teatro La Puerta. Asumido inicialmente como una obra de encargo, el proyecto Calias fue tomando forma al punto de lograr fusionar los motivos propiamente schillerianos con la búsqueda estética y temática de nuestra compañía. Podemos decir entonces que el diá- logo entre el autor de Kallias oder Über die Schönheit y el desarrollo de nuestro discurso como colectivo teatral ha encontrado, gracias a la invitación del Nationaltheater de Mannheim, un punto de encuentro en el que se ha logrado fundir armoniosamente parte importante de los objetivos inicialmente propuestos. Destaca, entre ellos, la apuesta por un diálogo transcultural en el que la hibridación sea capaz de traspasar las barreras temáticas y estéticas, para dar paso a un lenguaje escénico capaz de dialogar con los paradigmas del quehacer teatral contemporáneo.

Nuestro acercamiento al teatro alemán se encuentra fuertemente vinculado al Festival de Dramaturgia Euro- pea Contemporánea que anualmente se realiza en Chile desde hace siete años. En este marco, nuestro grupo ha montado las últimas obras de importantes autores con- temporáneos, entre los cuales destacan Pollesch, Loher, Richter, Walser, Finger, Heckmanns, entre otros. Dentro de este marco, nuestra relación con Schiller se remitía a los textos que habíamos conocido en la universidad, o al conocimiento de los esporádicos estrenos ofrecidos en la cartelera profesional (fundamentalmente a cargo de los teatros universitarios). Adentrarse en la poética de Schiller fue entonces una aventura y un desafío. Más todavía cuando el ejercicio se realizaba con plazos acotados y propósitos específicos. (Se trataba, además, del primer estreno internacional de nuestra compañía). El saldo ha sido fructífero. No sólo en términos de los resultados alcanzados, sino también por el rico proceso creativo asociado a la experiencia. Junto con el (re) descubrimiento de la biografía, la obra y la estética schilleriana, fuimos involucrándonos en aspectos no considerados en el proyecto original, agregando, por ejemplo, a la indagación inicial, elementos testimoniales aportados por los integrantes de la compañía; es decir, de la propia experiencia de lo bello, lo que dio origen a la incorporación de algunos de esos testimonios como material textual o propios del dispositivo escénico, que complementaron y complejizaron la puesta en escena. De este modo, lo liminal y lo performático fueron conceptos que se transformaron en exigencias procedimentales arrojadas a todos los involucrados en el desarrollo del proyecto. Varias fueron las consecuencias que surgieron de la serie de operaciones impuestas por estas demandas.

Entre algunas de las consecuencias de la búsqueda podemos referirnos a la modificación del discurso de alguien, una voz, entidad/personaje propuesta inicial- mente por Rolando Jara, autor de la obra, el cual fue diseminado, rearticulado y finalmente interpretado por los cuatro actores del montaje, quienes ejecutan directamente el proceso de construcción y reconstruc- ción del pensamiento en el espacio escénico. Por otro lado, se quiso asumir expresivamente el problema del lugar de la enunciación, implícito en la dramaturgia. Para ello, se decidió agregar, como material textual, algunas fichas técnicas incluidas en textos estéticos de diversa procedencia (El banquete, de Platón, texto fundacional en tanto reflexión filosófica respecto de lo Bello, o algunos pasajes del texto Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello, de Edmund Burke, entre otros materiales tex- tuales), con el propósito de problematizar el espacio de la disquisición. Por otro lado, se resolvió incluir la emisión de fragmentos textuales del preproyecto en- viado a Alemania y de los correos electrónicos en los que se daba cuenta del avance del mismo. Todo ello, con el propósito de reforzar la idea de dialogar con la problemática schilleriana, desde un espacio que incluía la práctica teatral, sus procesos, dando cuenta explícita de la hibridación de la mirada. Análoga operación fue la realizada con el lugar de la representación, instala- ción espacial que no ha querido representar un espacio teatral convencional.

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